| Jueves 9 de junio de 2011 - |
La destacada periodista de Fox Sport, Viviana Semienchuk, analiza la actual situación del torneo argentino, unos en el cielo y otros en el infierno.
El apocalipsis o el fin del mundo para los creyentes y religiosos supone el advenimiento de dos realidades diversas: el cielo o el infierno. Algo similar pasa en el fútbol, sin ser tan extremos: el final del torneo será para algunos el título de campeón pero para otros el temido descenso. Y a diferencia del Nuevo Testamento, en el futbol no hay forma de lograr el perdón o la redención si el puntaje te manda a la segunda división. Lo que sí se puede hacer, de una manera metafórica, es analizar el caso de algunos de los beneficiarios y de algunos de los perjudicados de esta historia. O mejor dicho, de aquellos que se convirtieron en los pecadores y en los que son cuasi ángeles perfectos en este Clausura Argentino.
Si miramos la tabla, a dos fechas del final, vemos en la cima a dos clubes que de alguna u otra manera están a punto de alcanzar el Paraíso: Vélez y Lanús. Los dos han esgrimido a lo largo de este torneo buen fútbol, una propuesta organizada y ordenada de juego y un resultado atractivo para cualquiera que siga el desempeño de sus jugadores. Lanús, de la mano de su entrenador Gabriel Schurrer, supo organizar un proyecto que ya había arrancado con Ramón Cabrero y que se había perpetuado junto a Luis Zubeldia. Y justamente en este escenario, Camoranesi, Valeri y Pelletieri han sido y son piezas claves.
Vélez, por su parte, ha mantenido a través del tiempo a un cuerpo técnico muy valioso encabezado por Gareca y a un plantel largo que le permitió afrontar hasta las últimas instancias ambas competencias, la Libertadores y el campeonato local. Su trío ofensivo, constituido por Martínez, Silva y Moralez, se vio enriquecido con la incorporación de Augusto Fernández, la aparición de Ricardo Álvarez y la seguridad en el arco que viene brindando Barovero.
Pero más alla del rendimiento deportivo es clave mencionar a la parte dirigencial de ambos clubes, personas que han sabido y saben ver más allá de un título o un campeonato y decidieron implementar un proyecto a largo plazo. Lanús ha incrementado la cantidad de socios, tiene las cuentas en orden, puede pagarle a sus jugadores y a la vez pensar en crecer como institución deportiva y social. Un panorama similar se ve en el club de Liniers, siempre claro en sus finanzas, en su apoyo a las divisiones inferiores y en la constancia de bancar a Gareca más allá de que en varias oportunidades el entorno lo daba como renunciado.
Entre estos aspirantes al cielo no tenemos que olvidarnos de Godoy Cruz y Olimpo. El equipo de Mendoza ha tenido una excelente campaña y el trabajo conjunto de todos sus componentes (jugadores, técnicos, comisión directiva) se nota. Y Olimpo, más allá de que las circunstancias que lo tienen peleando la punta y la promoción, ha demostrado un rendimiento y un concepto futbolístico digno de cualquier equipo “grande” dentro del torneo vernáculo.
Por otro lado, y en la zona baja de la tabla de posiciones, se encuentran aquellos que buscan la “salvación”, los que generan en sus hinchas una sensación de amargura y la necesidad de encontrar el camino para permanecer en el “reino de los cielos”, en definitiva, en la Primera. Y aquí también resulta perentorio tratar de analizar cuáles han sido los motivos de este panorama desalentador.
En zona ya de descenso directo están Quilmes y Gimnasia. Para el equipo Cervecero, la llegada de un técnico “exorcista” como Caruso Lombardi no le sirvió de mucho. Ricardo supo salvar a Argentinos, Racing y Tigre, pero al asumir en el club quilmeño el destino ya estaba casi escrito: con un ascenso reciente, los promedios y los malos resultados deportivos no le han dejado opciones concretas de pelea.
Diferente es tal vez la realidad de Gimnasia, un club con prestigio y hazañas, aunque con malas administraciones y entrenadores fallidos que no pudieron revertir este momento difícil desde lo económico y lo futbolero. Tienen ahora un buen cuerpo técnico, que conoce las inferiores y la historia del Lobo, pero tendrá que proyectar y planificar para el futuro.
River, Olimpo y Huracan también tienen sus problemas, especialmente River, uno de los tres equipos de la primera división que nunca ha descendido en su historia y al que la pésima situación financiera y los pobres resultados numéricos de las últimas temporadas lo tienen a maltraer y sufriendo la chance de jugar la promoción. Todavía no se sabe cuáles serán los clubes que el 22 y el 26 de junio tendrán su cita con los equipos de la Primera B pero este “purgatorio” previo se ha vuelto sin dudas una pesadilla de gran magnitud.
Habrá que esperar, nos restan dos últimas paradas en este recorrido de Clausura y los milagros pueden ocurrir. Para los candidatos al título, la posibilidad de ser campeón es una bendición y para los que están en peligro existe al menos un consuelo terrenal. A diferencia de un fin del mundo celestial, el infierno del descenso no dura para siempre, y en el deporte la historia siempre puede recomenzar. Como dicen los jugadores, en el fútbol la revancha siempre está.