En esta semana que se conmemora la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo dentro de la comunidad cristiana (entiéndase, para todos aquellos que creen en Jesús), los aficionados del Cúcuta estamos viviendo nuestra propia pasión como si no hubiera sido suficiente haber cargado durante 10 años la pesada cruz de la B.
Gracias a que apareció un buen samaritano (Quindio) hoy no estamos en el último lugar de la tabla del descenso, por que de lo contrario estaríamos diciendo: "Señor aparta de mi este cáliz".
Muchos podrían pensar que la vida no es justa con esta noble afición, pero esto no es de justicia, es de saber hacer las cosas bien desde un principio, y en eso hemos fallado todos una y otra vez, volvimos a cometer los errores del semestre pasado, se trajeron jugadores que si bien es cierto tienen nombre y recorrido en el fútbol Colombiano, no venían siendo titulares en sus equipos.
El año pasado se repatrió a Juan Carlos Escobar que no era ni suplente en el equipo al cual prestaba sus servicios, llegó al Cúcuta y no dio la talla, venia sin ritmo de competencia y nunca lo encontró, y este semestre se repite la historia con Jorge Bolaño, tropezamos con la misma piedra y no aprendemos.
Señores Directivos, si bien es cierto que ustedes son los dueños del equipo Motilón, no se les olvide que la afición son el mayor activo que tiene la institución, si no hay afición no habrán empresas interesadas en publicitar con el elenco Motilón.
La afición Motilona merece un equipo digno, no pedimos figuras, sólo que a la hora de contratar se traigan jugadores que sean titulares en sus equipos, sin importar el recorrido o el prestigio del jugador, eso ya no cuenta en el fútbol Colombiano, hoy se gana es con trabajo, sacrificio y mucha hambre de triunfo por parte de los jugadores.
Tenemos que corregir y mejorar en muchas cosas, que cada quien aproveche estos días como reflexión y nos sirva para alejarnos del Viacrucis que es el descenso.